Mi nombre es Dorlimar Lebrón Malavé, nací en Puerto Rico, y crecí en la ciudad de Nueva York. Soy pastora en una congregación Metodista en Massachusetts en los Estados Unidos; dónde también estoy cursando mi segundo año de Maestría en Divinidad en la Universidad de Boston. Además, me identifico como Queer.
Si me permiten, quisiera tomar un momento de su tiempo para compartir un poco sobre mi jornada de fe, como una Latina Queer dentro de la iglesia. Yo crecí en la iglesia, soy tercera generación Metodista, y dentro de una familia pastoral. Mi abuelo fue pastor, tengo tíos que son pastores, y mi papá también es pastor en Nueva York. Siempre fui muy activa en la iglesia, especialmente en la música y la adoración; siempre sentí ese llamado al liderazgo dentro de la iglesia. Cuando tenia 17 o 18 años me enamore de una mujer.
Como se podrán imaginar la iglesia donde yo era miembro, no lo aceptaba, de hecho mi familia aún no lo acepta, y por mucho tiempo ni yo misma aceptaba esa parte de mi. Mi lucha interna y con el mundo llegó a un punto en el que en mi desesperación por buscar aceptación divina, hablé con una pastora acerca de mi sexualidad pues no sabía que más hacer. Recuerdo que ella me llevó a una conferencia, en la Universidad de Drew y cuando llegué vi a mucha gente utilizando estolas de colores. Recuerdo que vi incluso parejas del mismo sexo tomadas de la mano, en la capilla, en medio de la liturgia. Asombrada y perdida, no sabia que rayos estaba pasando. En el culto de clausura, comenzaron a cantar un una canción que se llama “Draw The Circle Wide”/Haz el circulo más ancho o más amplio. Ésta canción o himno es parte de nuestra liturgia y fue escrito por un cantautor, también Queer, para luchar contra la homofobia dentro de la Iglesia Metodista Unida.
Mientras cantaban, comenzaron a formar un circulo y alguien extendió su mano hacia mí para que yo también pudiera ser parte del círculo. Inmediatamente me sentí era parte de una comunidad que no sólo me aceptó, pero que también afirmó quien yo era en relación a Cristo y a mí misma. Esa fue mi primera experiencia con los Ministerios de Reconciliación (Reconciling Ministries Network) aquí en los Estados Unidos. Lo comparto con ustedes porque, desde mi experiencia espacios como Redconcilarte son importantes y muy necesarios. En momentos en los que algunas de nuestras iglesias nos cierran las puertas, son en estos espacios donde tenemos la oportunidad de vivir la fe desde la propuesta ética de Jesús que a su vez tiene todo que ver con la propuesta de la Utopía de Dios como la entendemos los/as cristianos/as. Hablamos de un mundo basado en la inclusión y no en la exclusión.
Espacios como Redconciliarte nos dan la oportunidad de ser cristianos/as de la fe de Jesucristo “ el revolucionario”, que es una fe comunitaria, donde la comunidad es una parte esencial, de hecho, es el centro. Es haciendo este tipo de trabajo revolucionario que aportamos a la transformación no solo de la iglesia, sino que también de la sociedad en general.
Así las cosas quiero celebrar el esfuerzo de los/as líderes que organizaron esa primera reunión de Redconciliarte, en la cual estuve presente desde Boston junto a mi compañero el Pastor Jonathan Rodríguez, a través de video-llamada. Quiero celebrar hoy su compromiso en practicar la fe como un espacio de servicio, como un espacio de aporte a la sociedad en el cual predicar el evangelio significa también acompañar al pueblo. Significa también ayudar al pueblo a entender y vivir lo valores de solidaridad, unidad, inclusión; crear espacios donde se hable del evangelio, no como una fe enserada o una fe que simplemente habla de un libro que casi no se entiende. Sino, que se trata de una fe en la que entendemos a Jesucristo como el paradigma que propone una sociedad alterna/diferente. Una Utopía Social en la cual los seres humanos se entienden, se respetan y tienen responsabilidad los unos/as por los otros/as. Hoy más que nunca nuestra sociedad necesita líderes cristianos/as de iglesia y comunidad que trabajen su labor pastoral (como sea que ese llamado sacerdotal se manifieste en nuestras vidas) desde estos principios éticos. Hoy es necesario y más en nuestras comunidades que prediquemos la fe que hace que hoy la iglesia sienta la necesidad de meter mano en el la sociedad como espacio de trabajo pastoral. Les felicito por ésta iniciativa, continuemos construyendo la Utopía de Dios en nuestra Latinoamérica, donde nosotros/as la comunidad Queer, también tendrá un espacio en la mesa junto a las mujeres, los/as negros/as, los/as indígenas, los/as pobres, los/as desplazados y todos/as los/as marginados de la tierra. Aquí cuentan con una pastora que orará por ustedes y les apoyará desde la distancia hasta que nos podamos encontrar en Bogotá en enero próximo.
Un fuerte abrazo y siempre juntos/as en la lucha,
Pastora Dorlimar Lebrón-Malavé